sábado, 31 de mayo de 2014

Lamento haber visto Bienvenido a la Jungla

¡Desata tu ñordo interior!

Bienvenido a la jungla es un bodrio que pretende pasar por comedia cuyo único atractivo es ver a Jean-Claude Van Damme fuera de contexto en escenas divertidas. El resto de la película no sirve ni como carroña.

"Bienvenidos a mi puta película."

La presencia del actor belga (cuyo nombre real es más largo que un boletín del BOE) representa el único motivo por el que me interesaba verla. Después supe que no me había equivocado, pues no solamente es el único que se esfuerza en ofrecer una buena actuación (dentro de sus posibilidades. Aunque reconozco que cada vez lo hace mejor, después de 50 películas), tomándose en serio lo que está haciendo. También protagoniza las mejores y más graciosas escenas de la película, como solitario ejemplo del potencial desperdiciado en un guión absurdo que parece escrito por un novato.

"Eh... Chicos..."
Todo un líder.







Solamente me reí con sus frases y apariciones, sobre todo con la escena en la que lo dejan tirado en medio de la selva y se pone a imitar un sonido animal para ver si vienen a buscarlo... Ja ja, con eso me desternillé. Es inexplicable que su papel fuese relegado a un segundo plano en el argumento, cuando le roba por méritos propios todo el protagonismo al resto de actores, incluido el principal, quienes se limitan a pasearse por la película como zombies sin alma.
"Ahora tu sombrero es mío" - Un tío duro, pero duro de cojones.

Este desperdicio trata sobre los empleados de una oficina que van a pasar dos días a una isla tropical, donde la situación empeora a cada momento que pasa, a veces más rápido de lo que indicaría el sentido común.

Esperando pasar un rato divertido influido por la comicidad del trailer, mis expectativas resultaron ser demasiado altas, encontrándome con un producto audiovisual sin ninguna chispa. Y es muy triste darse cuenta de que el trailer tiene más gracia que la película completa.

Trailer.

Los personajes son anodinos y carecen de desarrollo, interés o carisma (exceptuando al de Jean-Claude Van Damme), sin que ninguno de ellos nos importe un pito, así como las relaciones entre los mismos, que no pasan de ser insustanciales y predecibles hasta el extremo. Todos, al menos los que tienen más de una línea de diálogo, son perfectamente típicos y clásicos, tanto que dicha característica le resta interés a la película, si es que alguna vez tuvo alguno. Tenemos al chico protagonista, un creativo publicitario amable, bueno y con talento que es infravalorado y puteado por su superior y está secretamente enamorado de otra chica de la empresa, pero que seguramente superará su timidez como es típico en esta clase de protagonistas. La Chica es un personaje insulso sin apenas muestras de personalidad.

"Los personajes son anodinos y carecen de desarrollo, interés o carisma"

El amiguete del protagonista es un tipo que nunca dirías que trabaja allí: gordo, desaliñado, con un enorme bigote de morsa, patillas, mal vestido y mal afeitado, drogadicto... Creo que se ocupaba de los Macs, o algo así. Por otro lado está el extraño interés romántico del mencionado e infecto personaje, una mujer que sabes que solo está allí por lo cómico de sus facciones y que cambia radicalmente de personalidad a la mitad del metraje, dándonos a todos una lección magistral de giro argumental (o bien demostrando que el guionista es un puto aficionado, como posibilidad más realista).
El protagonista. Un poco moñas.

Su amigo, haciéndose un canuto.
La chica.
La otra chica, más tonta que la anterior.
El antagonista es el también mencionado superior del chico bueno, un ejecutivo mentiroso y muy cabrón, no es necesario definirlo más, principalmente porque no se puede extraer más información de un personaje tan mal recreado (como del resto del reparto).
Por fin llegamos a Van Damme, que hace de un ex-militar llamado Storm. Este tipo duro con ciertas inclinaciones violentas es contratado por el jefe de la oficina para que se lleve a todo el personal a una isla y allí les enseñe trabajo en equipo, liderazgo y no sé qué más, formando el núcleo de lo que llamaremos, amablemente, argumento.

"Malas noticias, os vais al culo del mundo con este psicótico".

Parece que piensan "Dios, quiero escapar de esta película".

Ni voy a comentar este plano.
El absurdo ritmo con el que somos castigados hace que la mayoría de personajes, liderados por el antagonista, pasen de ser oficinistas civilizados y asustadizos a transformarse en agresivos cavernícolas que hablan raro en tan solo una noche. Sí, de un día para otro pierden todos sus conocimientos y educación occidental y quedan reducidos a simples seres prehistóricos en una burda, cutre y mal parida imitación de El Señor de las Moscas. ¿Cómo puede degenerar tanto el comportamiento humano en un sólo día? Simplemente, no puede. Es que la película es un truño.
Por si este devenir fuese de por sí inexcusablemente malo, la transformación nos es relatada mediante una secuencia innecesariamente larga. Podrían haber explicado lo mismo en la mitad de tiempo, con menos planos estúpidos de esa gente comportándose como animales, pero por algún motivo que nunca conoceremos nos ofrecen un festín de pútridas y prescindibles imágenes tribales. Qué rollo.

Gritando en la playa.
"Y yo he dibujado estos muñequitos".

Después de esta vergonzosa escena, el grupo de extraviados se divide en dos, con el de los asilvestrados liderado por el ejecutivo sin escrúpulos (como era de esperar, ya que no ha parado de decir y hacer cosas negativas en todo el filme). Le rinden culto como a un dios y le han construido una estatua de madera que preside la isla. Un grupo menos numeroso decide marchar con el chico protagonista para hallar la manera de salir de esa maldita isla.
El malo y su mascota.
A partir de aquí todo se vuelve misteriosamente muy aburrido e insustancial, aunque apenas lo recuerdo porque me estaba quedando amodorrado.

Lo que sí recuerdo es que hubo bastantes chistes sobre cagar, follar, mear y cosas así, todo un derroche de frases inútiles en su propósito de hacer reir.

Gracias a un plan digno de haber sido desarrollado por un niño de dos años y a una pelea por la supremacía, consiguen llamar la atención de un barco que los rescata y devuelve a la civilización. Esto es gracias a una bengala que el intérprete principal lanza a la estatua del idiota de su jefe, que arde con un fuego de mentiras generado por ordeñador. Parece mentira que no tengan presupuesto ni para quemar de verdad unos trozos de madera, será por eso que el plano dura solo dos segundos.

"Parece mentira que no tengan presupuesto ni para quemar de verdad unos trozos de madera" 

Planazo.

Me hizo gracia ver cómo una de las chicas de la isla miraba una linterna de los rescatadores con la misma curiosidad con que un mono investiga y olfatea un micrófono, todo esto como muestra del supuesto grado de involución al que había llegado. No está mal el chiste.
Humo de mentiras, ¡despilfarro de efectos especiales!
Son rescatados.

En fin, al final casi todos regresan a su oficina, el protagonista se lleva a la chica y el malo recibe su merecido. Más típico, imposible. Por lo menos nos regalan con una última aparición de Van Damme, que se parodia a sí mismo de forma inmejorable:
Lo esperaba como agua de mayo.

Una curiosidad es que uno de los personajes secundarios es encarnado por Kristopher Van Varenberg, el hijo mayor de Jean-Claude Van Damme (cuyo apellido real es... Lo habéis adivinado, Van Varenberg), que además es productor asociado. No es la primera vez que trabajan juntos, he de añadir.

En resumen

Una mala película de presupuesto ridículo, actores regulares y toda la comicidad de Juan Claudio. Si es que cuando terminé de verla, pensé "joder, esto es pura carne de cañón para el blog".

Concluyo el análisis de esta inmundicia dándole una puntuación de cuatro inodoros, que podrían haber llegado a cinco sin la participación de Van Damme:

Bolgómetro== Diarrea mal parida.


* Ficha en IMDB.
* Ficha en Filmaffinity.

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