domingo, 20 de julio de 2014

Lamento haber visto El Hobbit (I y II)

Martin Freeman con espada.

¿Es posible morir de aburrimiento?
Peter Jackson lleva años intentándolo con nosotros, sufridos espectadores que tratamos de no sucumbir ante el tedio que sus películas derrochan en dosis inhumanas.
Sus cintas de El Señor de los Anillos ya eran un coñazo, sin olvidar su dilatadísima King Kong, pero con El Hobbit se ha superado a sí mismo y nos ofrece un producto increíblemente aburrido e insufrible atiborrado de escenas de relleno que solamente he logrado ver en su totalidad dividiendo su visionado en dosis de media hora.
Un ritmo leeeento, una duración exagerada y ciertos planos bucólicos sin ningún interés es lo que espera a los desprevenidos espectadores de El Hobbit.

Escena aburrida con el hobbit Bilbo, discutible protagonista.

"Un ritmo leeeento, una duración exagerada y ciertos planos bucólicos sin ningún interés"

Escena aburrida.
¿No es sorprendente que un solo libro dé para hacer tres películas de dos horas y media cada una? Sí, tres, porque como no he leído el libro (ni pienso hacerlo, ya que seguramente es un tostón, igual que los filmes) imaginé que la segunda película sería la última. Inocente de mí. No me explico cómo pudieron hacer una adaptación animada de tan solo una hora y cuarto, parece una especie de chiste. Misterios del Universo, supongo, los humanos somos muy ignorantes y jamás comprenderemos estas crueles bromas del cosmos.
Escena aburrida.

Disfrutad del Trailer Honesto. Si no sabéis inglés, os jodéis.


"¿No es sorprendente que un solo libro dé para hacer tres películas de dos horas y media cada una?"

Como un análisis de las películas completas sería un rollazo casi tan inmenso como verlas, voy a resumirlo todo un poco para que os hagáis una idea de qué va:
9 minutos para llegar solo hasta aquí.
Bilbo, escribiendo su puto libro aburrido. Qué sonrisa de villano.

Bilbo Bolsón (Baggins para sus amigos anglosajones) es un hobbit que vive apaciblemente sin sobresaltos viendo pasar tranquilamente los días, sin más preocupación que fumar su pipa de sustancias desconocidas y leer la puta publicidad del Media Markt que siempre aparece en su buzón, 60 años antes del comienzo de El Señor de los Anillos.
Echándose un buen canuto y disfrutando de la vida.
Coño, es Magneto. Y yo con estos pelos.

¿Qué coño es un hobbit, os estaréis preguntando? Básicamente un enano con orejas puntiagudas, pies enormes que nunca se afeita y un pelo rizadito bastante moñas. El caso es que un buen día se planta frente a su chabolo Magneto disfrazado de mago y le dice que ya es hora de que mueva el culo y haga algo emocionante con su vida. Otro pobre personaje que ignora que una película de Peter Jackson es de todo menos emocionante.
El caso es que esa misma noche se presenta en casa de Bilbo un montón de enanos que se comen TODA su comida, le rompen y ensucian el parqué flotante y le putean así en general. Estos enanos son de un tamaño parecido a los hobbits, pero con barba y más brutos que un arado. Uno de ellos es el heredero legítimo del trono del reino de los enanos de la montaña (o algo así) y está deseando recuperar sus tierras.
Los enanos se comen toda la despensa de Bilbo...
...tras lo cual sigue otra escena aburrida.

Cuando al fin llega Magneto, le cuentan al sufrido protagonista que tienen como misión viajar hasta el culo del mundo, luchar contra un dragón gigantesco que escupe fuego y recuperar una montaña que no le importa a nadie salvo a ellos. Todo esto, claro, atravesando un sinfín de penalidades y peligros.

Escena aburrida.

"...una película de Peter Jackson es de todo menos emocionante."

Aunque al principio Bilbo no lo tiene claro, a la mañana siguiente decide irse con ellos de aventura y dejar atrás las comodidades de su hogar.

Por fin.
Escena aburrida del principio del viaje.

Lo que sigue es un periplo repleto de aberraciones y efectos especiales que resulta muy aburrido. Esto puede parecer paradójico, teniendo en cuenta la variedad de recursos que el realizador tiene a su disposición: criaturas fantásticas, lugares mágicos, leyendas que cobran vida, persecuciones... Pero no sé muy bien cómo, Peter Jackson se las arregla para volver aburrida cualquier escena sin importar lo que pase en ella ni el potencial que deba desperdiciar para conseguirlo. Es un puto genio, eso hay que reconocerlo.

Otro factor a tener muy en cuenta es toda la mitología en que la película viene envuelta, muy rica en detalles y con una ambientación fantástica mimada hasta el extremo. Esto significa que si te has leído el coñazo de los libros seguramente te encantará cómo han plasmado este viaje en la gran pantalla, pero si eres un profano como yo, acabarás hasta los cojones en el minuto 20 de tanto nombre raro y tantas vueltas por sitios que no conducen a ninguna parte. Porque mira que los personajes tienen nombres curiosos, para contarle a alguien esta película hay que tener una carrera y cinco cursillos del INEM en lenguas extrañas y paridas mentales.
Que si Thorin, Balin, Gorin, Kili, Fili... Allí solo faltaban Txirri, Mirri y Txiribitón.
Amputación de brazo.
Escena aburrida.
Escena aburrida del copón.

Ejemplo de trasgo.
El devenir de los acontecimientos propicia que nuestros 15 protagonistas se topen con trolls, titanes de piedra, una civilización subterránea de trasgos (seres parecidos a los orcos solo que más feos - sí, más feos), unos temibles orcos que los odian a muerte, un mago yonqui y repulsivo que siempre tiene una cagada de paloma en la cara, águilas gigantes... Hasta el puñetero Gollum aparece ahí, jugando a las adivinanzas con el protagonista, quien se ha encontrado un anillo dorado que le vuelve invisible al ponérselo. Ya sabéis a qué anillo-único-de-Saurón se refieren, ¿verdad?
Es precisamente el mago de la cagada de paloma quien le cuenta a Gandalf que está muy acojonado porque en unas ruinas ha descubierto una presencia maligna. Y a pesar de que ellos lo bauticen como "el nigromante", cualquiera se daría cuenta de que es el temido Saurón, que tantos problemas dará (o dio) en la otra trilogía. Ni que fuésemos tontos.
La Civilización de la Mierda.

Y su correspondiente Rey de la Mierda. Se parece a mi vecino.


















Bilbo se cae por un agujero y llega hasta la guarida de Gollum. Este se ofrece amablemente a mostrarle una salida de allí, siempre que consiga derrotarlo en un juego de adivinanzas. Claro que, si es él quien gana, se comerá al hobbit. No es una forma de hablar, se lo comerá, literalmente, dejando solo los huesos (y la peluca).
Bilbo y su espada láser. En otra escena aburrida, claro.
Jugando a las adivinanzas con un Andy Serkis desnutrido.

Toda una comparsa de engendros que podrían haber hecho de este películo un producto entretenido de no ser por su extrema duración y la incapacidad de su director de ofrecer algo indispensable: diversión.
Hasta sale Frodo al principio, como primer recordatorio de que esto es una precuela del Señor de los Anillos. Que sí, hostia. (Nota al margen: ¿Cuánto cobraría Elijah Wood por volver a hacer de Frodo brevemente?)
Frodo con cara de atasco intestinal.
Escena aburrida.

"...las águilas gigantes de Gandalf los salvan llevándoselos a todos (incluso a ese enano con cara de tonto. Sí, ya sabéis cuál)"

También aparecen los mismos actores que hacían de elfos en El Señor de los Anillos, como para que quede bien claro que ambas trilogías se desarrollan en el mismo mundo de fantasía, con Hugo Weaving repitiendo su papel de Elrond (el cual le queda como un guante de bien, eso hay que reconocerlo) o Cate Blanchett haciendo otra vez de Galadriel. Por supuesto, las intervenciones de estos elfos y elfas son tan aburridas como el resto de elementos de la película, con varios momentos tan insoportables y agobiantes que producen somnolencia crónica.
Escena tan aburrida que el del fondo se está quedando dormido.
Escena aburrida.
El orco que les persigue. "¿Lo hueles?" Debe referirse a su sobaco.

Cuando parece que los orcos van a hacer picadillo a nuestros aburridos héroes, aparecen las águilas gigantes de Gandalf, que los salvan llevándoselos a todos (incluso a ese enano con cara de tonto. Sí, ya sabéis cuál) hasta un lejano risco. Y allí los dejan, para que puedan contemplar un bonito paisaje dominado por una todavía lejanísima montaña, que es a donde ellos quieren ir... ¿No podrían las águilas haberles dejado un poco más cerca...? ¿Qué les costaba a ellas? Sí, podrían, pero entonces la siguiente película hubiese sido más corta.
Un poco más cerca de la montaña no hubiese estado mal.

El Hobbit: La Desolación de Smaug


El asunto mejora ligeramente en la segunda parte por motivos que relataré en breve, repleta de escenas donde Peter Jackson presume como nadie de su maestría transformando cualquier cosa que se menee en un aburrimiento sin parangón.
Esta vez, nuestro alegre grupo de héroes hace frente a un símil de hombre lobo, arañas gigantes (parece ser que los animales de tamaño exagerado son un recurso imprescindible en esta saga), elfos con mala leche, los mismos orcos que continúan persiguiéndoles sin darles un respiro, un alcalde cabronazo y feo, etc...

Bilbo con la mirada difusa.

La bella Tauriel, matando algo.
Como novedad aparece la actriz pecosa de Perdidos haciendo de la elfa Tauriel, algo muy de agradecer pues en este papel es una auténtica máquina de matar ágil, fuerte y hermosa. Toda una delicia visual que sobresale sin mucho esfuerzo del ambiente general, bastante soporífero. Esta mujer crea los únicos planos memorables del filme gracias a su brutalidad, velocidad y belleza, tanto física como de movimientos. Regresa el arquero Legolas, por si todavía alguien no se había dado cuenta de que estas películas tienen lugar en el mismo contexto que la otra trilogía. Y resulta que es hijo del jefe/rey/caudillo/loquesea de los elfos, lo cual lo convierte en una especie de príncipe. Si es que aquí todo el mundo es príncipe de algo, si alguien no tiene título nobiliario es porque no quiere.
Bilbo pone cada vez más cara de estreñimiento debido a la dependencia psíquica que ha desarrollado por su nuevo anillo y a los interminables momentos que transcurren sin que pueda acariciarlo obsesivamente, tal y como le ocurrirá a su sobrino Frodo dentro de 60 años.
Plano de mierda.
Escena aburrida.

La huida de los enanos por el río tiene el suficiente dinamismo y atractivo, siendo lo mejor (después de Tauriel) que ofrece esta secuela, con la anteriormente citada elfa masacrando un mogollón y medio de orcos (perdí la cuenta a partir del noveno). Esta parte está bien, motivo por el cual la película escapa de ser un completo ladrillo y un desperdicio de tiempo.
Enanos en barriles.
El orco segundo al mando que persigue a los enanos. Feo como él solo.
"Regresa el arquero Legolas, por si todavía alguien no se había dado cuenta de que estas películas tienen lugar en el mismo contexto que la otra trilogía."

Mi parte favorita es cuando los enanos se introducen en una casa a través del váter y las niñas les ven, diciéndole a su padre: "Padre, ¿por qué están saliendo enanos del retrete? ¿Nos traerán suerte?" Ja, ja, ja, es que me parto el culo.

Unos cuantos (demasiados) aburridos minutos más tarde, Bilbo y los enanos llegan hasta la montaña donde se oculta el antiguo reino subterráneo de Erebor, además del impresionante tesoro que custodia el dragón Smaug (quien da título a la película).

Una serie de capturas de Tauriel para sus fans, que supongo numerosos. Porque mis cojones lo valen.

Los enanos le han cogido cierto placer a esto de putear al hobbit, así que le ordenan bajar a la cámara del tesoro y recuperar una joya única y especial, esencial para poder cumplir la misión. El problema es que la "cámara del tesoro" tiene el tamaño de siete campos de fútbol y está inundada de monedas, collares y toda clase de objetos dorados. Ya he dicho que era un tesoro impresionante.
Mientras busca la joya blanca, Bilbo despierta al dragón, dando lugar a una absurda conversación entre ambos que se prolongará durante media hora en una divagación sin sentido alguno. El mencionado dragón está bien recreado mediante imágenes generadas por ordenador y sus movimientos son muy acertados, aunque demasiado pausados, convirtiendo unos planos que podrían ser espectaculares en simplemente correctos, sin ir más lejos, por obra y gracia del extraño talento de Peter Jackson. Sí, lo hace todo con mucha gracia artística, pero hay una diferencia entre lo bello y lo sencillamente ineficaz.
El Aliento de Smaug.

Mientras, el harapiento Magneto viaja a lugares sombríos con nombres que recuerdan a medicamentos, buscando pistas sobre alguien a quien llaman el nigromante, aunque todos sabemos que se trata en realidad del malvado Saurón, todavía demasiado débil para manifestarse como es debido. Aunque su verdadera identidad es revelada en esta segunda película, era algo evidente desde que lo mencionara el mago de la cagada de pájaro en la cara en la primera parte.
El "nigromante"... Pero todos sabemos quién es en realidad.
En las cavernas del oro el pequeño hobbit escapa en una huida interminable del torpe dragón Smaug, que parece incapaz de comérselo, tal vez porque el muy cabrón no para de hablar, repitiendo una y otra vez que todos los enanos son unos malparidos y que los maldice por su avaricia y bla, bla, bla. Me pregunto cómo puede hablar tanto un dragón que ni siquiera tiene labios.
El enorme y parlanchín Smaug.
Luego los enanos bajan a rescatar a Bilbo y se las arreglan para tenderle una trampa al dragón, que se enfada todavía más y sale volando para masacrar a las buenas gentes de la ciudad cercana. ¿Habíais pensado acaso que la ira del dragón destruiría el mundo entero? No, se conformará con abrasar una ciudad que no le importa a nadie.
Fin.
Sí, fin, la masacre la dejan para la siguiente película. Tanto rollo para esto.

Estoy harto de la Tierra Media y de la madre que la parió.

Y doy por concluido de una maldita vez el análisis de estos homenajes al aburrimiento y les doy una puntuación de dos inodoros. Si no les doy más es por el esmero y dedicación invertidos en recrear de forma tan meticulosa los parajes de la historia y sus personajes, con buenos efectos especiales y maquillaje de primera. Podría haber sido una producción maravillosa, pero se ha quedado en un tostón que no cabe ni en ocho blu-rays de doble capa. Ya veremos en qué acaba todo esto.


Bolgómetro:= Aburrimiento enciclopédico.



No cabe duda de que estas películas le deben gustar a alguien que incluso pague por verlas. En lo que a mí respecta, trataré de olvidar rápidamente el tiempo desperdiciado con estos peñazos.
¿Qué clase de moda es esta de hacer películas tan largas e insoportables?

Cuando iniciaba el artículo lanzaba la pregunta de "¿es posible morir de aburrimiento?" La respuesta es un rotundo SÍ, pero solamente al 66'6%; llegará al 100% cuando se estrene la tercera entrega de El Hobbit.


* Aburrimiento en la Real Academia Española.
* Aburrimiento en Wikipedia.
* Aburrimiento en WordReference.
* ¿Se puede morir de aburrimiento? 
* Un Viaje Inesperado - Ficha en IMDB.
* La Desolación de Smaug - Ficha en IMDB.

2 comentarios:

  1. Simplemente estoy totalmente de acuerdo.

    Lo siento y pido disculpas a la gente que me tuvo que aguantar roncando en la segunda parte. Tenía que haberme ido, pero me sabía mal después de haber pagado la entrada.

    He aprendido la lección y la tercera la veré en casa una noche que me cueste conciliar el sueño.

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    Respuestas
    1. Hola, Anónimo:
      Me alegro de que, al menos, hayas aprendido una sana lección después de padecer una de estas aburridas películas. Como somníferos van de maravilla, pero que te cobren por verlas es ya un abuso.
      La próxima vez que vayas a ver una película de Peter Jackson, llévate una almohada al cine, por si acaso...

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